El Capítulo General XXIII que se clausuró el sábado 15 de noviembre, es un acontecimiento preparado desde hace tiempo por las comunidades de salesianas del mundo entero involucrando también a las comunidades educativas que comparten nuestra misión en escuelas, presencias sociales, centros de tiempo libre, etc.…
El Tema Ser hoy con los jóvenes casa que evangeliza ha sido el hilo conductor durante todo este tiempo.
Nos hemos encontrado en Roma, 194 salesianas de todo el mundo representando a 12.950 hermanas de 94 paises diferentes de los cinco continentes.
En todo momento se respira la unidad del carisma del que el espíritu de familia es un punto fundamental. Éste hace que desde el primer momento cada una se sienta en casa al lado de tantas personas que ni tan solo había visto nunca. Es una experiencia que podemos calificar de milagro.
Como Instituto de Hijas de María Auxiliadora cada seis años nos planteamos cómo dar vitalidad al carisma salesiano y a la misión entre los jóvenes en un mundo que cambia cada vez más rápidamente. Es preciso descubrir los retos nuevos o no tan nuevos que surgen con fuerza y detectar qué cambios de mentalidad conviene animar y qué opciones tomar para dar respuesta hoy y ser fieles a la misión que se nos ha encomendado.
Al volver de Roma, no tenemos la tarea acabada. El proceso que se ha puesto en marcha allí de manera general, lo seguimos aquí a nivel más concreto. Las realidades del mundo son muy diversas y para conseguir una misma meta, en cada lugar hay que partir de un punto diferente y hacer caminos adecuados a la situación real.
Hemos detectado como grandes líneas de futuro:
La necesidad de reavivar lo que es la raíz de nuestro ser, la vida de relación, el encuentro personal con Cristo, que nos ha llamado y confiado una misión. Vivir con fuerza esta experiencia nos hace capaces de transmitirla a otros para que puedan gozar de este “encuentro” que da sentido a la propia vida.
Otro filón es el convencimiento de que no podemos plantear nada solas, es preciso hacerlo con los seglares, los jóvenes, el resto de la Familia Salesiana. Una intuición que ya tuvieron nuestros fundadores y que conviene reforzar. De hecho un grupo de adultos seglares de todo el mundo y un grupo de jóvenes de Europa han estado presentes en el Capítulo General XXIII para ayudarnos a ver las cosas desde su óptica característica.
Otra línea va en el sentido de compartir con los jóvenes la visión nueva de la realidad que nos ofrece Jesús cuando escuchamos su Palabra y miramos todo “con sus ojos”. Nos empuja a caminar juntos viviendo en esperanza porque cualquier dificultad se transforma en oportunidad, en lugar de la acción de Dios que va haciendo realidad su Reino en el día a día y cuenta con nosotros.
Fuente: Hijas de María Auxiliadora